¿Tiene sentido reclamar después del anuncio de Bankia de devolver la inversión?

El tema de BANKIA y su salida a Bolsa, aparte de mediático por la intervención en la operación de personajes con cierta influencia pública, fue una de las acciones financieras que más polémica han generado en los últimos cuatro años.

Apoyado por una contundente y agresiva campaña publicitaria, todos recordamos la imagen de Rodrigo Rato tocando la campana en el edificio de la Bolsa o  los anuncios televisivos que invitaban a los particulares a convertirse en banqueros, creó una situación de apariencia de entidad financiera solvente y generó expectativas de negocio bursátil en personas físicas, que hasta aquél momento no habrían participado jamás en operaciones financieras relacionadas con Bolsa. Esto captó el interés de pequeños inversores no familiarizados con los negocios bursátiles, y cuya única función era la de poder invertir pequeños depósitos de ahorro en un producto financiero que les diera una rentabilidad, en forma de dividendos, que por circunstancias del mercado bancario no obtenían con las tradicionales imposiciones a plazo fijo.

Esta situación llevó a un callejón sin salida a muchos pequeños inversores, que confiando en la apariencia de solvencia de la entidad financiera, compraron paquetes de acciones con lo que venían siendo los ahorros de toda una vida.

Como la historia nos ha demostrado, dicha decisión de compra de acciones resultó totalmente ruinosa, pues las acciones de la sociedad BANKIA cayeron a precios irrisorios, siendo motivo de ruina económica y de desesperación de muchas familias.

Después de muchos avatares jurídicos, parece que finalmente se solventa la incertidumbre sobre la legitimidad de la salida a Bolsa de BANKIA, pues el Tribunal Supremo ha dictado ya dos Sentencias que vienen a determinar que podría declararse la nulidad del contrato de compra de acciones, realizado entre la entidad financiera y lo que las Sentencias llaman pequeños inversores o minoristas. La razón máxima para acordar la nulidad del contrato de suscripción de acciones se basa en la falsedad del folleto publicitando la salida a Bolsa, pues contenía información económica falsa, que otorgaba a la entidad una situación de solvencia y ganancias económicas, que a los pocos días se descubrió que era todo lo contrario una insolvencia grave y con pérdidas multimillonarias.

Razona el Tribunal Supremo que la entidad financiera BANKIA, era una entidad nueva en  el mercado bursátil, pues no había habido promociones de compra de acciones anteriores, con lo que no se disponía de un Historial que permitiera a los inversores conocer su trayectoria, por ello era básica la información que se comunicaba en el folleto informativo, que además fue depositado en la Comisión Nacional del Mercado de Valores. La única información que permitía al inversor crearse una expectativa razonable de negocio, o de percepción de dividendos futuros, era mediante la información suministrada por la entidad en el folleto informativo. Si el folleto contenía datos falsos, lógicamente creaba una percepción de ganancia en el inversor que se alejaba de la realidad, con lo que el accionista contrataba, suscribía las acciones, inducido por un error. Además hay que mencionar que el error que sufría el inversor minorista era plenamente un error excusable, pues confiaba en la información facilitada por la entidad emisora (BANKIA), quien confeccionaba la misma en un folleto supervisado por un organismo público  (CNMV); lo que generaba confianza y seguridad.

La existencia de las Sentencias del Tribunal Supremo, y la línea argumental de las mismas, ha llevado a BANKIA a anunciar recientemente su intención de retornar a los accionistas minoristas, las cantidades invertidas en compra de acciones, más 1% de tipo de interés. Este anuncio, hace que los inversores se planteen si merece la pena iniciar reclamaciones judiciales contra la entidad financiera, o esperar el cumplimiento de las intenciones manifestadas.

Hay motivos para alentar a la reclamación judicial, sobre varias premisas:

Una de ellas es que las compras de acciones afectadas por la decisión de BANKIA, se limitan a las que se efectuaron en el mes de junio y julio de 2.011 con formalización efectiva el 19 de julio de 2.011. No estarían incluidas en esta decisión las acciones obtenidas por la vía de la compra o canjes forzosos, procedentes de antiguos preferentistas. Es decir, todos aquellos clientes que tenían suscripción de participaciones preferentes y se vieron obligados a canjes forzosos por acciones, no quedarían incluidos en la decisión de retornar las cantidades invertidas en la compra de acciones.

Igualmente, también avalaría la reclamación judicial, el hecho que el interés satisfecho por las cantidades invertidas en la compra de acciones, es decir el 1 %, es un tipo de interés mucho menor al interés judicial. Dado que se está sentenciando la nulidad del contrato de compra de acciones, nulidad que se predica desde el inicio de su formalización, pues lo nulo no ha existido, entendemos que procedería unos intereses legales desde el momento de nulidad del contrato, es decir un 4 % más o menos.

Es de destacar también que la diferenciación que de momento está efectuando las Sentencias del Tribunal Supremo entre inversores minoristas o inversores institucionales o mayoristas. Esta distinción puede servir como elemento discriminatorio para BANKIA para evitar determinadas devoluciones. Es decir, cuando estemos ante inversiones realizadas por entidades patrimoniales o pequeñas y medianas empresas, ¿estaríamos ante un minorista? o puede servir como excusa para denegar la devolución de la inversión realizada en la compra de acciones. La falsedad del folleto abraza a todo el engaño, puesto que es la manipulación del documento sobre el que se toma la decisión de invertir. Por tanto, esta discriminación no parece que tenga que fructificar en próximas decisiones.

También sería interesante la reclamación judicial para todos aquellos accionistas que adquirieron las acciones con posterioridad al 19 de julio de 2.011, que adquirieron las mismas en el mercado secundario de valores. A estos, tampoco se les ofrece la vía de la devolución y parece que la legitimidad de los mismos guarda paralelismo con los que adquirieron en la oferta pública de acciones.

Igualmente, y a fecha de hoy la proclama de devolución que ha efectuado BANKIA, no se ha concretado en cómo se va a realizar, por qué vías y sobre qué acciones. En definitiva si se trata de un procedimiento propio en el que la entidad financiera determine si se cumplen o no los requisitos para ser beneficiario de la devolución, o será un procedimiento de arbitraje con intervención de terceros. Lo que sí es directamente vinculante para BANKIA o cualquier entidad financiera es una Sentencia judicial firme, frente a la que poder tomar decisiones en cuanto a su ejecución. 

Con base a dichas premisas, entendemos que puede reclamarse judicialmente el contrato de suscripción de acciones, para lograr la nulidad del mismo, y por tanto recuperar la inversión realizada en su totalidad. 

El tema de BANKIA i la seva sortida a borsa, a part de mediàtic per la intervenció en l’operació de personatges amb certa influència pública, va ser una de les accions financeres que més polèmica han generat en els últims quatre anys.

Recolzat per una contundent i agressiva campanya publicitària, tots recordem la imatge de Rodrigo Rato tocant la campana a l’edifici de la Borsa o els anuncis televisius que convidaven als particulars a convertir-se en banquers, va crear una situació d’aparença d’entitat financera solvent i va generar expectatives de negoci borsari en persones físiques, que fins aquell moment no haurien participat mai en operacions financeres relacionades amb borsa. Això va captar l’interès de petits inversors no familiaritzats amb els negocis borsaris, i l’única funció era la de poder invertir petits dipòsits d’estalvi en un producte financer que els donés una rendibilitat, en forma de dividends, que per circumstàncies del mercat bancari no obtenien amb les tradicionals imposicions a termini fix.

Aquesta situació va portar a un carreró sense sortida a molts petits inversors, que confiant en l’aparença de solvència de l’entitat financera, van comprar paquets d’accions amb el que venien sent els estalvis de tota una vida.

Com la història ens ha demostrat, aquesta decisió de compra d’accions va resultar totalment ruïnosa, ja que les accions de la societat BANKIA van caure a preus irrisoris, sent motiu de ruïna econòmica i de desesperació de moltes famílies.

Després de molts avatars jurídics, sembla que finalment es soluciona la incertesa sobre la legitimitat de la sortida a borsa de BANKIA, ja que el Tribunal Suprem ha dictat ja dues Sentències que vénen a determinar que podria declarar-se la nul·litat del contracte de compra d’accions, realitzat entre l’entitat financera i el que les sentències diuen petits inversors o minoristes. La raó màxima per acordar la nul·litat del contracte de subscripció d’accions es basa en la falsedat del fullet publicitant la sortida a borsa, ja que contenia informació econòmica falsa, que atorgava a l’entitat una situació de solvència i guanys econòmics, que als pocs dies es va descobrir que era tot el contrari una insolvència greu i amb pèrdues multimilionàries.

Raona el Tribunal Suprem que l’entitat financera BANKIA, era una entitat nova en el mercat borsari, ja que no hi havia hagut promocions de compra d’accions anteriors, de manera que no es disposava d’un històric que permetés als inversors conèixer la seva trajectòria, per això era bàsica la informació que es comunicava en el fullet informatiu, que a més va ser dipositat a la Comissió Nacional del Mercat de Valors. L’única informació que permetia a l’inversor crear-se una expectativa raonable de negoci, o de percepció de dividends futurs, era mitjançant la informació subministrada per l’entitat en el fullet informatiu. Si el fullet contenia dades falses, lògicament creava una percepció de guany en l’inversor que s’allunyava de la realitat, de manera que l’accionista contractava, subscrivia les accions, induït per un error. A més cal esmentar que l’error que patia l’inversor minorista era plenament un error excusable, ja que confiava en la informació facilitada per l’entitat emissora (BANKIA), qui confeccionava la mateixa en un fullet supervisat per un organisme públic (CNMV); el que generava confiança i seguretat.

L’existència de les sentències del Tribunal Suprem, i la línia argumental de les mateixes, ha portat a BANKIA a anunciar recentment la seva intenció de retornar als accionistes minoristes, les quantitats invertides en compra d’accions, més 1% de tipus d’interès. Aquest anunci, fa que els inversors es plantegin si val la pena iniciar reclamacions judicials contra l’entitat financera, o esperar el compliment de les intencions manifestades.

Hi ha motius per encoratjar la reclamació judicial, sobre diverses premisses:

Una d’elles és que les compres d’accions afectades per la decisió de BANKIA, es limiten a les que es van efectuar en el mes de juny i juliol de 2.011 amb formalització efectiva el 19 de juliol de 2.011. No estarien incloses en aquesta decisió les accions obtingudes per la via de la compra o bescanvis forçosos, procedents d’antics preferentistas. És a dir, tots aquells clients que tenien subscripció de participacions preferents i es van veure obligats a bescanvis forçosos per accions, no quedarien inclosos en la decisió de retornar les quantitats invertides en la compra d’accions.

Igualment, també avalaria la reclamació judicial, el fet que l’interès satisfet per les quantitats invertides en la compra d’accions, és a dir l’1%, és un tipus d’interès molt menor a l’interès judicial. Atès que s’està sentenciant la nul·litat del contracte de compra d’accions, nul·litat que es predica des de l’inici de la seva formalització, ja que el nul no ha existit, entenem que procediria uns interessos legals des del moment de nul·litat del contracte, és a dir 1 abr % més o menys.

És de destacar també que la diferenciació que de moment està efectuant les sentències del Tribunal Suprem entre inversors minoristes o inversors institucionals o majoristes. Aquesta distinció pot servir com a element discriminatori per a BANKIA per evitar determinades devolucions. És a dir, quan estiguem davant inversions realitzades per entitats patrimonials o petites i mitjanes empreses, ¿estaríem davant d’un minorista? o pot servir com a excusa per a denegar la devolució de la inversió realitzada en la compra d’accions. La falsedat del fullet abraça tot l’engany, ja que és la manipulació del document sobre el qual es pren la decisió d’invertir. Per tant, aquesta discriminació no sembla que hagi de fructificar en properes decisions.

També seria interessant la reclamació judicial per a tots aquells accionistes que van adquirir les accions amb posterioritat al 19 de juliol de 2.011, que van adquirir les mateixes en el mercat secundari de valors. A aquests, tampoc se’ls ofereix la via de la devolució i sembla que la legitimitat dels mateixos guarda paral·lelisme amb els que van adquirir en l’oferta pública d’accions.

Igualment, i a data d’avui la proclama de devolució que ha efectuat BANKIA, no s’ha concretat en com es va a realitzar, per quines vies i sobre quines accions. En definitiva si es tracta d’un procediment propi en el qual l’entitat financera determini si es compleixen o no els requisits per a ser beneficiari de la devolució, o serà un procediment d’arbitratge amb intervenció de tercers. El que sí és directament vinculant per BANKIA o qualsevol entitat financera és una Sentència judicial ferma, davant la qual poder prendre decisions quant a la seva execució.

Amb base a aquestes premisses, entenem que es pot reclamar judicialment el contracte de subscripció d’accions, per aconseguir la nul·litat del mateix, i per tant recuperar la inversió realitzada en la seva totalitat.

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